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Premian a un argentino - La Nación, 26/8/2003

Dal Lago, medalla de oro en Olimpíadas de Informática - La Voz del Interior, Córdoba 26/8/03

Medalla dorada para un estudiante cordobés -  La Nueva Provincia, Bahía Blanca 26/8/03

Argentina Obtuvo Una Medalla De Oro Y Una De Bronce En La  XV° Olimpiada Internacional De Informática - Informática Profesional, Buenos Aires, Septiembre 2003

Dos medallas en informática para estudiantes argentinos - La Nación, 19/9/2003


Premian a un argentino

CORDOBA (DyN).- El joven cordobés Pablo Dal Lago obtuvo la medalla de oro en la 15a. Olimpíada Internacional de Informática, realizada en Wisconsin, EE.UU., en la que compitieron 257 jóvenes de todo el mundo. Dal Lago ganó la distinción en la categoría Programación con un puntaje de 417,9 y Alejandro Martín Deymonnaz obtuvo una medalla de bronce.

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Dal Lago, medalla de oro en Olimpíadas de Informática

Pablo Dal Lago es un joven de 18 años que está acostumbrado a colgarse medallas al cuello. En la repisa de su dormitorio las hay de oro, de plata y de bronce. El último lunes sumó otra a su brillante colección: la primera de oro en una Olimpíada Internacional de Informática (15º edición) en Wisconsin, Estados Unidos.

Salió séptimo entre 259 competidores, y fue uno de los 25 que logró medalla dorada. En mérito a su esfuerzo, el joven becario de la Agencia Córdoba Ciencia fue recibido ayer por el gobernador José Manuel De la Sota y el rector de la UNC, Jorge González. En la ocasión recibió de obsequio una computadora portátil.

Pablo se ríe cuando se le pregunta si es el José Meolans de las olimpíadas intelectuales. Dice que no hay forma de comparar, pero que algo de común hay con las competencias deportivas: esfuerzo y dedicación.

Pablo comenzó a competir a los 15 años y lo hizo en dos disciplinas, informática y matemática. En las dos le fue muy bien. “Nunca imaginé que iba a tener tantos logros. Algunas habilidades ya las tenía, pero otras las adquirí con la práctica y el entrenamiento”, dijo a La Voz del Interior el joven alumno de la escuela Manuel Belgrano, que “cree” seguirá estudiando alguna carrera relacionada con la computación.

Para lograr los resultados de excelencia a los que nunca termina de acostumbrarse, Pablo recibió entrenamiento de dos profesores, uno de la Universidad de Buenos Aires y otro de la Universidad México. El resto fue entrenamiento particular con búsqueda de fuentes propias.

El joven destaca el apoyo de su familia, de sus compañeros, de la Agencia y de la escuela. “En mi casa están muy contentos. No se lo esperaban. Todos sabían que era muy complicado. Me apoyan mucho, lo que es muy útil cuando estoy afuera”.

En pocas semanas, Pablo comenzará a realizar junto con la Agencia Córdoba Ciencia, en el marco del programa de actividades científicas y tecnológicas juveniles, un curso de entrenamiento para alumnos del secundario que deseen participar de las Olimpíadas de Informática en sus distintos niveles. “No hace falta ningún conocimiento previo. Hace falta dedicación. A cualquiera que le guste, se dará cuenta que no es complicado”, dice.

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Medalla dorada para un estudiante cordobés

CORDOBA (DyN) -- El joven cordobés Pablo Dal Lago obtuvo la medalla de Oro en la 15 Olimpiada Internacional de Informática realizada en Wisconsin (Estados Unidos), en donde compitieron 257 jóvenes de todo el mundo, según confirmaron ayer autoridades de la Agencia Córdoba Ciencia (ACC).

     El estudiante actualmente es, por sus logros, becario de la Agencia Córdoba Ciencia y ganó la medalla de oro en la categoría Programación, con un puntaje de 417,9, que le permitió obtener por primera vez la máxima distinción en la competencia internacional más importante.

     Alejandro Martín Deymonnaz, otro integrante del equipo argentino consiguió una medalla de bronce en dicha competencia.

     Dal Lago de 18 años, es alumno de la Escuela Superior de Comercio Manuel Belgrano y participa en el Programa de Actividades Científicas y Tecnológicas Juveniles de la ACC, y cuenta entre sus logros la medalla de Oro en la categoría Programación de las Quintas Olimpíadas Iberoamericanas de Informática en las ediciones 2001, 2002 y 2003, y campeón nacional en las ediciones 2002, 2003.

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Dos medallas en informática para estudiantes argentinos

Pablo Dal Lago logró un premio de oro y Alejandro Deymonnaz, uno de bronce

·  La olimpíada se realizó en Wisconsin y reunió a 259 jóvenes de todo el mundo

·  El primer lugar lo ocupó un joven coreano

·  Cuentan cómo se prepararon

El estudiante Pablo Dal Lago, que cursa el último año del secundario en una escuela pública de Córdoba, alcanzó una medalla de oro en la XV Olimpíada Internacional de Informática, realizada en Wisconsin EE.UU., al clasificarse séptimo entre un 259 alumnos de 78 países.

"La clave es entrenarse, tener una cierta pasión por la programación y no ponerse nervioso en el examen", explicó Dal Lago, a punto de finalizar la secundaria en la Escuela Superior de Comercio Manuel Belgrano, de Córdoba, en diálogo con LA NACION.

No es la primera vez que Del Lago obtiene logros en este tipo de torneos. Compitió en la olimpíada realizada en China en 2000 y se llevó un premio de bronce; en Finlandia en 2001, logró la medalla de plata y, en Corea en 2002, la de bronce.

En Wisconsin, con un puntaje de 417,9 puntos sobre un total de 600, el estudiante cordobés se ubicó detrás de alumnos de Corea, Bulgaria, Austria, Vietnam, Rumania y Estados Unidos. El primer lugar lo ocupó Hwan Seung Yeo (455,4 puntos) y se entregaron 24 medallas doradas.

Estímulos en el hogar

Dal Lago y Deymonnaz son dos autodidactas, despiertos y rápidos. Lo que saben de programación no lo aprendieron en el colegio, ("jamás vimos algo de programación", dijo Dal Lago), sino que, desde chicos recibieron el estímulo de sus padres y se lanzaron a explorar este mundo que les resultó tan novedoso como apasionante.

El primer contacto que tuvo Dal Lago con la computación fue a los ocho años, a través de un libro de programación de Basic que le dio su padre, profesor en la Universidad Nacional de Córdoba.

"Al principio usaba la computadora para jugar, pero después me interesó empezar a programar por mi cuenta. Soy curioso y me gusta inventar. Ideé por ejemplo, un programa donde se veía a una persona (yo) recorriendo las instalaciones de mi colegio", explicó. De chico aprendió lógica y matemática. Y a los ocho años se lanzó a competir en matemática e informática a nivel nacional.

"Me gusta aprender cosas nuevas y sobre todo superarme", comentó. Parece un fanático. Mientras se realiza la entrevista con este diario, al advertir que una pregunta no está dirigida a él, aprovecha el tiempo para terminar de resolver un ejercicio que le generó dudas en una reciente competencia de la cual participó. Deymonnaz no se queda atrás y lo ayuda. Los dos están absortos en sus mundos.

"Lo más interesante de poder competir a nivel internacional es el alto grado de complejidad de las pruebas. Uno se expone a los problemas de informática más novedosos y avanzados del mundo. Es muy estimulante. Acá en la Argentina tenemos un techo para crecer en conocimientos", explicó Dal Lago, nuevamente integrado a la conversación.

Deymonnaz recuerda que el año pasado, en Corea, les dieron un problema que era parte de un paper de un investigador que contenía algoritmos que aún se estaban investigando y no se habían publicado.

Los exámenes se desarrollan en dos días. En cada jornada deben resolver tres problemas durante cinco horas. "Hay que diseñar algoritmos, tener un método para resolver el problema y saber programar con rapidez", dijo Deymonnaz.

Entre los problemas que resolvieron hubo uno en el cual se les daba una gran cantidad de títulos de un índice de un libro, y debían ordenarlos; o se les proporcionaban los resultados de varios equipos de fútbol y ellos tenían que armar la tabla completa de resultados.

Las competencias internacionales además representan para estos chicos una oportunidad única de viajar por el mundo y de hacerse amigos de las más diversas culturas, lenguas y razas. Otra de las ventajas, concluyen, es advertir que desde chicos descubrieron su vocación.

Lo único que lamentan es que muchas veces las escuelas no estimulan a los chicos que representan al país en estos exámenes. "El colegio nivela hacia abajo. El alumno que sobresale es a veces incómodo. En vez de exigir un esfuerzo extra a quienes pueden darlo tratan de uniformar a todos los estudiantes. No premian el esfuerzo extra; lo castigan", se sinceró Dal Lago.

Agustina Lanusse

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